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dimecres, 2 de setembre del 2015

Visions de ciutats diverses d'Evelyn Waugh


El Caire
Las pirámides estaban a cuatrocientos metros, impresionantes por su volumen y su reputación. Vivir al lado de unos monumentos tan famosos me producía una sensación extraña. era como estar en un restaurante con el príncipe de Gales en la mesa vecina, uno fingía no darse cuenta, mientras no dejaba de mirar furtivamente para ver si seguían allí. .../... Las pirámides son menos impresionantes cuando se ven de cerca. Son hermosas vistas des de el parapeto de la ciudadela de El Cairo, desde donde se abarcan los cinco grupos de pirámides que se alzan en el nítido borde del valle del Nilo, pero, cuando uno se acerca, observa que de la superfície original sólo se conservan algunos fragmentos, y ahora el conjunto da la impresión de unos enormes montones de piedras en lugar de edificios. La Esfinge es una composición mal proporcionada, cuyo atractivo estético es insignificante, y su valor dramático ha disminuidoconsiderablement dede que desenterraron su base.Las mutilaciones de la cara le dan cierto interés. Si uno tropezara de improviso con ella en una región inexplorada, estaría justificado que mostrara un ligero entusiasmo, pero com escultura no está en modo alguno a la altura de su fama.
.../...
Lo impartatnte a retener de las obras de arte egipcias, y que no parece ser apreciado casi nunca por los turistas o los arqueólogos, es que reaqlmente son obras de arte.


Mallorca
La travesía hasta Mallorca, donde pasamos el dís siguiente, fue desagradable. He oído a varias personas expresarse con mucha elocuencia acerca del encanto de esa isla, pero debo confesar que me decepcionó.

Barcelona

Navegamos a lo largo de la costa durante toda la mañana, mientras un catalán encantador con el que había trabado conversación señalaba con mucha ilusión las fincas veraniegas de sus amigos y parientes, y llegamos a Barcelona a las dos en punto de la tarde.En la entyrada del puerto y a lo largo del rompeolas había una flota de balsas, de las que pendían ristras de mejillones que engordaban con las aguas residuales. Atracamos a lo largo del muelle en la dársena interior.

Málaga
En la avenida principal de la ciudadhabía dos o tres clubes, pero eran similares a cafés, su interior visible desde la calle, con sólo una barandilla baja entre los transeúntes y los miembros, unos hombres robustos, de aspecto apacible, que se pasan el día sentados en butacas, fumando cigarros baratos y contemplando el tráfico. Sin duda, esa es una institución habitual en Andalucía. Era nueva para mí, y me pareció notable y digna de elogio.

Sevilla
Ahora me parece impertinente escribir demasiado acerca de Sevilla. Desde luego, es una de las ciudades más maravillosas que jamás he visto, y sólo mi desconfianza generalizada hacia los superlativos me impide decir que es la más encantadora. Se me ocurren muchas que tienen elementos sugestivos, pero ninguna dotada de la misma amabilidad y refinamiento combinados con actividad y buen sentido. Parece evitar toda clase de vulgaridad, incluida la de la belleza profesional.

Lisboa
-Lisboa no me parece tan bonita como creía- observó uno de mis amigos suecos cuando, apoyados en la barandilla, veíamos desaparecer las luces del puerto a nuestras espaldas.
Había sufrido fuertes pérdidas en el casino, y creo que eso le había amargado. Para mí Lisboa había sido una sorpresa muy agradable. No hay ninguna ciudad europea de cierta antigüedad sobre la que uno oiga hablar tan poco. No conozco prácticamente a nadie que haya estado allí ni siquiera un día. Y, sin embargo, es muy accesible y tiene una história románticay honorable íntimamente ligada, si eso es hoy en día una recomendación, a la nuestra. El estilo de su arquitectura es único y sus habitantes poseen marcadas peculiaridades raciales.


D'Etiquetas. Viaje por el Mediterráneo, d'Evelyn Waugh. Altaïr viajes. Ediciones Península.

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