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dilluns, 14 de setembre del 2015

Tànger un mite?

Tánger el mito, ¿por qué?

Absurdo. Nada me parece más absurdo que esa nostalgia exagerada por el Tánger de antes y ese suspirar por su pasado como zona internacional. A lo largo de la historia de cada ciudad o de cada país, encontramos momentos de diferente importancia y belleza; como ocurre en la vida del hombre, cada etapa tiene su encanto. Aún se escucha decir que las maravillas de Tánger han desaparecido. Echar de menos el Tánger-mito se convierte en el colmo del absurdo cuando precisamente los que lo añoran nunca han vivido en él. Aquellos que combinan un mayor pesimismo y melancolía son los que acaban defendiendo el Tánger-mito.
Tánger, ¿un mito? Cierto, es innegable, pero ¿para quién? Tánger, ¿un paraíso perdido? Sí, porque existen todavía testigos de su antigua prosperidad, pero ¿para quién? ¿El encanto irresistible e indomable de Tánger? No deja de ser cierto, pero, repito, ¿para quién?
Son muchos los que han hablado o han escrito sobre la ciudad basándose en quimeras, en pasiones y placeres, en fantasías. Para todos ellos, así como para los que llegaron movidos por las ganas de descansar, o de olvidar sus desgracias, Tánger no resultó ser más que un burdel, una hermosa playa o un confortable sanatorio.

De Paul Bowles, el recluso de Tánger. El viaje de las voces, de Mohamed Chukri. Cabaret Voltaire. p. 23

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