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dimarts, 20 de maig del 2014

Corisco, segons Mary Kingsley

He oído hablar mucho de los extraños tipos de paisaje que se pueden encontrar en esta isla, y que hay en ella ríos, lagos, selvas, praderas, pantanos y montañas, todo en miniatura.
[...]
Donde está seca [la sorra], la arena es del blanco más claro y delicado que he visto en mi vida, y donde esyá húmeda es de un color rosa finísimo y está llena de algas, algunas frescas, otras en estado de descomposición y otras descompuestas, en las cuales uno se hunde a cada paso hasta los tobillo, algo que resulta cansadísimo. [...] Cuando en alguna de las muchas bahías o entrantes de la línea de la costa encontramos un punto en el que el mar cubre la playa, subimos a la orilla y, aún hundidos en la arena hasta los tobillos cruzamos por entre ese museo geográfico. Primero encontramos una zona de terreno cubierto de hierba, luego pasamos por otra de arbustos espesos y finalmente por una selva con un pequeño pantano seco (en esta época) y oculto; luego subimos y llegamos a un claro que ha sido quemado recientemente y que está cubierto de helechos muertos y palmas de aceite chamuscadas. lo siguiente que hacemos es atravesar un poblado y entonces llegamos a otro campo de hierba; lo cruzamos y regresamos a la playa para continuar surcando la arena hasta llegar a otra bahía. [...] Empiezo a desesperarme, ya que tengo las botas llenas de arena y comienzo a temer que llegue la noche y sigamos atravesando paisajes diversos. Este museo tiene un aire de elaborada complejidad, y ni siquiera hemos empezado con las zonas de glaciar o de ríos.

De Cautiva de África. Las peripecias de una viajera intrépida. De Mary Kingsley. Mondadori. p.251

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